Ammit

Todo el mundo necesita un bautismo de fuego, y este fue el nuestro.

catammitbanner.jpg

Estaba aburrido, y como siempre cuando me pasa eso, necesito mucho más tiempo del necesario para no hacer nada en particular. Llevaba meses en casa y no tenía muy claro qué hacer. Así fue como empecé con KTarsis. Para matar un poco el rato, y tener comunicación con el mundo exterior más allá de las fronteras montañosas de mi ciudad. Necesitaba saber que seguía habiendo un mundo ahí fuera. 

Estaba aburrido. Y así fue como empecé también con La Doctrina del Caos, mi primer guión de largometraje que lleva casi un año viendo mundo de unas manos a otras. Al menos está viajando. Envidio a esas 124 páginas y su particular odisea laboral. Supongo que tarde o temprano, si logran sobrevivir, volverán a casa aunque no sea por Navidad.

Estaba ya finiquitando esa extraña historia -que espero podáis ver algún día, dentro de unos 100 años- cuando el compadre David Tordable me suelta que si le escribo un guión de corto, lo rodarán. Así de fácil. Escribe y lo rodamos. Parece una proposición surrealista.

Por supuesto, hay condiciones. Tiene que convencer tanto a él, como a su compañero Víctor Alonso. Suena divertido. Un reto con el que aliviar el tedio que empezaba a dejarse ver al final de un túnel de trabajo autoimpuesto. Algo de actividad para paliar las horas muertas tumbado en la cama, mirando el techo mientras suena una y otra vez un disco de Bad Religion ya rayado por la sobrexplotación.

Así que me pongo a pensar en qué tipo de historia podría convencer a dos tipos que se han visto todo el cine que podría abastecer el cosumo de la India en un año. Tiene que ser barato, un sólo escenario, pocos personajes y nada de diálogos. Los medios mandan. ¿Pocos recursos? Eso es para profesionales de alta escuela. Ello no tienen ninguno. Tal vez aquella historia de…

Salgo de la ducha, mi centro de meditación particular, y en una media hora les escribo Ammit. Simplemente estaba ahí y necesitaba vomitarlo. Esta es la oportunidad para aliviar mis entrañas. No es algo genial, ni probablemente se acerque a algo decente, pero es lo que necesitaba contar y ellos dirigir. Es nuestra historia.

Y les gusta. Increíble.

El mayor hándicap de Ammit es que para comprenderlo, sentirlo e identificarse medianamente con la historia, hay que estar de un humor muy particular. Ese en el que te sumes tras ver la Delgada Línea Roja o después del final de Requiem por un Sueño. Ese que alcanzas al ver a la mujer que quieres besando a otro o siendo el espectador de una función de circoen blanco y negro. Ammit es un corto para gente desgraciada. O al menos, para gente feliz que aún conserva vívido el recuerdo de los tiempos amargos. Es un corto para el 5% del público. Afortunadamente.

Meses después me llega a casa un abultado sobre. En él está el DVD de Ammit. Me siento y lo veo con mi familia. No es como yo lo imaginaba.

El escenario es pobre, el protagonista es Vito y la narración se ve entorpecida por los nulos medios. Yo sonrío entusiasmado y dejo correr la película hasta el final de los créditos. Mis acompañantes me miran con esa expresión protocolaria para felicitar a alguien que obviamente ha fracasado. Guardan las formas con comentarios carentes de emoción. Es la típica obra que desprecia un profesional y que alguien con experiencia y no mucho dominio de su ego podría convertir en un chiste fácil. Y que el público olvida a los cinco minutos entre anuncios de detergentes y noticias del corazón.

¿Qué demonios esperábais?

Ammit no es como yo lo imaginaba. Es mejor. David y Víctor han mantenido la calma, han aprovechado sus medios al 10000% y han narrado la historia al ritmo que necesitaba. El trabajo de post-producción es magistral. No hay director de fotografía. No hay técnicos de sonido. No hay nada. Ni nadie. Pero el resultado es digno, y cuenta lo que necesitábamos contar.

Ha pasado casi un año y como suele ocurrir, miramos a Ammit con el cariño de unos padres que siguen queriendo a su hijo a pesar de que tenga 30 años, trabaje en un burger y siga viviendo en casa. Podría ser mejor si… Si no hubiéramos… Incluyendo esto… Todo es más fácil a posteriori. Desde la barrera.

Pero Ammit es nuestro primer corto. Siempre lo será. Lleguemos un metro o mil kilómetros más allá de ese humilde inicio, nos daremos la vuelta y allí estará. Es nuestro  comienzo. El catalizador que activará lo que venga después.

Es nuestro. Y lo queremos.

Publicado el enero 20, 2008 en General, Opinión. Añade a favoritos el enlace permanente. 3 comentarios.

  1. Como gran fan del corto, de ambos directores, y en consecuencia: de tus guiones, decir – Bravó! a todo lo anterior.

    Esperamos ansiosos el desenlace de vuestra nueva colaboración.

  1. Pingback: notedetengas » Blog Archive » Ammit… el inicio

Deja un comentario